viernes, 12 de marzo de 2010

Consecuencias que tendrán las aplicaciones en línea para el sistema de licencias en software.


Un escenario sin licencias de software comienza a vislumbrarse en un horizonte cada vez más cercano. El software de pago, hizo su entrada en escena allá por los años 70, en un momento en el que el negocio estaba en el hardware y no el software, cuando los programadores se ayudaban unos a otros y compartían su trabajo en los temas de programación y sistemas operativos.

Algo más tarde, a mediados de la década de los 80, hace su aparición el ordenador personal, y con el se comienza a pagar por las licencias restrictivas de uso, pasando a estar el negocio en el software y no en el hardware.

Encasillados en este modelo de licencias de software, en donde nos acostumbraban a pagar por los programas, que había permitido la acumulación de inmensas fortunas y, por tanto la aparición de muchísimos intereses creados que presionaban hacía el inmovilismo y la perduración del statu quo imperante, parecía muy lejano en el tiempo y una utopía el sueño de un mundo basado en el software gratuito.

Sin embargo, actualmente algo parece que esté cambiando en el panorama de las empresas líderes en software de pago. La idea defendida por Bill Gates sobre la posibilidad de mudarse al mundo del software gratuito, en el cual el software se financiaría mediante la publicidad y no por el pago de las licencias que realizan los usuarios, abre una vía hacia ese mundo que antes hemos comentado (el mundo del software gratuito). De hecho Microsoft, la empresa que lidera Bill Gates, tiene en mente lanzar versiones de Office y Windows en línea, sin instalar en el PC, donde se incluiría una versión básica gratis financiada por publicidad.

Estos primeros pasos y algunos otros, también en el mismo sentido, nos indican que la compañía Microsoft que nació, se consolidó y dominó el mundo de la informática vendiendo software, comienza a virar el rumbo de su modelo de negocio encaminandolo hacia el mundo del software libre. De esta manera, gradualmente, Microsoft comienza a mostrarse sensible hacia las nuevas tendencias del mercado y hacia un panorama actual que hace que pagar por productos de Microsoft se esté convirtiendo en algo poco atractivo y cada vez menos vendible.

Por otro lado, frente a estas grandes empresas que han representado el monopolio de las licencias del software, y son lo que son gracias a ellas, se encuentran los defensores del software libre para quienes no tiene sentido ni se debe pagar por algo que consideran cultura y que forma parte del patrimonio de toda la sociedad. Finalmente, entre las grandes empresas, como Microsoft y los anteriormente citados defensores del software libre, existe una vía intermedia constituida por aquellos que consideran que hay que pagar por estos productos pero que dicho pago debería otorgarles más derechos, más capacidades, más control en suma sobre el software acabando definitivamente con las reestricciones que presentan este tipo de productos.

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